Cuando la luz se apaga … sé que estoy en casa
- Mauricio Calvo Arancibia

- 18 sept 2021
- 3 Min. de lectura

El camino de la luz hacia la oscuridad se lo he trazado con cada paso
Hoy te pierdo luz añorada, luz deseada, en mi nuevo hogar.
Entro por el gran portal de hormigón, boca de demonio que señala mi ocaso
Inicio del camino hacia mi nueva vivienda singular
Describirte casa mía no es tarea fácil, pero la gente debe conocer tus niveles
Deben conocer como poco a poco sé que estoy en mi comarca
Tras la puerta hacia el infierno que yo mismo me he labrado 7 son tus anaqueles
7 niveles de patios donde de la oscuridad te haces monarca.
En el primer patio, anillo de los momentáneos están aquellos sin culpas graves
Los guardianes de tus muros tienen su lugar
Que comparten con visitantes momentáneos que volaran cual aves
Pues han incumplido en pequeñas cantidades leyes con las que no hay que jugar.
Bajando por un cascabel de acero pasamos del primero al segundo
Patio lleno de condenados ya formales, con culpas distintas de estafa y usura
Robo porque ladrones son se vigilan cual vagabundo
Vigilándolos, pero no con tanto recelo, pues más abajo hay mejor basura.
Más abajo el patio se empequeñece y la luz con él se va agotando
En el tercer nivel se encuentran los que dañaron no solo vienes
Están aquellos que con sustancias a otros fueron acabando
Aquellos que vendieron lo prohibido de lunes a viernes.
Un nivel más abajo la luz se opaca o regalo celestial
Aquí tras el final del cascabel están los que han dañado el físico odiado
Abusivos golpeadores, derramadores de sangre por su fuerza bestial
Pero que en sus corazones existe luz pues fue una violencia que desearían haber evitado.
El quinto nivel ya ha bajado mucho por las entrañas de la tierra
Es un nivel de gente justa que trabaja justamente
Es el nivel donde las máquinas de vida se unen con la oscuridad que aterra
Pues no quieren que el velo negro nos cubra, sino que no andemos libremente
Por debajo están los con castigos ya fuertes
Fieros adversarios que no tienen remordimiento y han causado el mal
Aquí la luz ya es casi nula, un regalo como el agua de las fuentes
Donde los que han quitado la vida no ven su futuro fatal
Pero por fin ya hemos llegado hogar de tinieblas, morada de animales
Donde por nuestras 13 cabezas demoniacas, el arrepentimiento y el perdón nunca pasa
Porque yo vine buscando ese rayo mísero de luz cuando provoqué los mayores males
Porque cuando se apaga la luz …. Sé que estoy en casa.
A lo largo de la historia se han propuesto una infinidad de formas para las cárceles, desde las prisiones antiguas del principio de la humanidad, hasta las cárceles modernas que se pueden ver en series y películas, los distintos diseños varían en cuanto a imaginación y desarrollo.
En estos espacios se busca limitar la libertad del individuo, tenerlo en un espacio seguro para que no haga más daño a los demás e incluso en algunos casos pueda re adaptarse a la vida de la sociedad desde la cual fue sustraído por el bien común.
Pero como hemos indicado en anteriores escritos, la prisión se hace un mundo aparte, y este mundo puede ser cuna de ideas diversas que buscan privar de libertad a sus moradores, porque las cárceles deben ser idealmente arquitectura de contención, de constante observación y constante control sobre quienes se encuentran en el interior, pero que pasa cuando la prisión no solo es un elemento de control sino también de castigo.
Es así que, de este poema dantesco surgido de imaginar arquitectura, ha surgido la idea de una prisión que en vez de elevarse hacia arriba se hunde en el suelo buscando las profundidades y quitar a sus más peligrosos reos el privilegio y la bendición de la luz.
El camino de la luz a la oscuridad se marca por el peso de nuestras acciones, pero la arquitectura puede ser parte de esta experiencia moviéndonos de la libertad del juego entre luces y sombras, entre abierto y cerrado hacia lo más profundo, oscuro y cerrado de nuestro penoso encarcelamiento.






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