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¿CUANTO CUESTA NUESTRO SILENCIO?


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Corrupción es un término, que escuchamos seguido, lo vemos bastante, pero lo denunciamos poco, que generalmente indica el mal uso por parte de un funcionario de su autoridad (O abuso de esta), si tratamos de ponernos honestos, y vemos datos externos, vaya sorpresa el Índice de Percepción de Corrupción IPC 2020, elaborado por Transparencia Internacional, establece que Bolivia se sitúa en el puesto 124 de 180 países del mundo, promedio se mantuvo durante años (DEMASIADOS) sin cambios, esto no refleja un color político, refleja un legado cultural, adentrado hasta las entrañas de nuestra sociedad, este índice lleva demasiado tiempo siendo un peligroso reflejo.

¿Cuál es el problema? Esta situación afecta de tal manera la realidad de nuestro país, que son demasiadas las áreas afectadas, vamos a enfocarnos en una, la infraestructura, la necesidad que tenemos como habitantes de contar con hospitales, viviendas, carretera, etc.

¿Cuáles son las pruebas? Podemos citar varias, empezando desde nuestra conformidad con una baja calidad de infraestructura o la carencia de esta, donde lo que menos importa es el usuario, la arquitectura al servicio de la mentira, de los espacios sobredimensionados y de los cambios en el proyecto, ¿Para qué? Para justificar sobreprecios.

Cuenta la leyenda que en 2015 la justicia halló 49 obras "fantasma" y proyectos observados por los que se giraron US$6,8 millones de arcas públicas a cuentas privadas 205 personas se encuentran procesadas y se dispuso la detención de una exministra, dos senadores y dos dirigentes de organizaciones, aparentemente.

También tenemos otro ejemplo 2007 a 2011, un total de 3.821 proyectos a nivel nacional, por un monto de 2.812 millones de bolivianos ($us 405,1 millones). Tuvieron una singular falencia, el 88% de estos recursos carece de un registro de gestión, ejecución y fiscalización.

Entre 2010 y 2013 más de 140 millones de bolivianos para la ejecución de 253 proyectos productivos que a la fecha no se concluyeron y algunos ni siquiera se iniciaron. O sea que bien puede hablarse de “obras fantasma”. Cabe hacer notar que las denuncias iniciales fueron presentadas por el Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qollasuyu y posteriormente por la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos.

Como estos casos hay que sumarle, todos los que no se detectan, los sobreprecios, los amarres, las muñecas y las inauguraciones, que se nutren de la indiferencia y el silencio cómplice de nuestra parte, de tener una cultura tan sumergida en la triste forma de ver nuestro país, y nuestro aparto de gobierno como una maquina de favores.

Las irregularidades no fueron sencillas de detectar, Hay una característica que envuelve estos casos de corrupción, se encuentra en medio de un mar de documentación y burocracia, donde no hay documentos de los proyectos, pero sí desembolso de dinero, no hay control ni seguimiento en la ejecución de otras obras.

Recordemos que solo nos estamos enfocando en la construcción en este artículo, sabiendo esto, revisemos el Presupuesto General del Estado 2021 (agregado) es de 283.032 millones de bolivianos. En la página web del Ministerio de Economía y Finanzas se detalla que el monto destinado para inversión de obra pública es más de 24.087millones de bolivianos.

Si los 11.67 millones de bolivianos no hacemos algo al respecto, ¿Cuántos millones crees que se pierdan? ¿Cuánto cuesta nuestro silencio?

 
 
 

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