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El estilo arquitectónico ha caído


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El estilo estético de la arquitectura ha caído, lo ha hecho desde una gran altura empujado por la modernidad que lo desconoció como regente de su libertad ignorando la obligación de regirse a su norma, el estilo ha caído y no parece que vaya a levantarse por más que lo piquemos con un palo.

Esta aseveración, tan chocante al leerla, no pretende dar la autoridad a quien la escribe para dar por derrumbado algo que, literalmente, no puede caer de ningún lado y escapa del control de cualquier arquitecto; sino, anunciar un hecho que parece cada vez más claro, el estilo arquitectónico como ente rector, hegemónico, absoluto de clasificación y creación de la arquitectura, o en otras palabras, el estilo entendido desde el punto de vista común y tradicional, ha caído de su pedestal y no parece que vaya a recuperarse.

Algo que no pretendo anunciar es la desaparición de los estilos del conocimiento colectivo, algo así no puede desaparecer, la gente necesita organizar sus ideas y acomodar lo que ve en base a elementos que le son reconocibles, lo cual cada persona reconoce como un “estilo”, como decirle a una casa cuadrada “minimalista” o algo lleno de curvas “orgánico”.

Lo que pretende decir es que, dentro de la arquitectura, no podemos ya encasillar a todos los edificios dentro de un estilo formal y estético que condiciona cada obra, pues, las diferentes obras por más que estéticamente sean parecidas, son muy diferentes todas entre sí.

Ya no hay un estilo único que todos deben imitar por obligación, ya sea técnica o social, ya no nos limitan los gruesos muros de adobe o piedra, y no habrá ningún rey que nos mande a degollar por no llenar su salón de adornos y oro.

Desde el inicio de la modernidad en la arquitectura cada arquitecto se desmarco de una línea estética fija y se fue por su lado, las obras de arquitectos como Le Corbusier (1867-1965) o Mies van der Rohe (1886-1969), ambos reconocidos como maestros del movimiento moderno, no se parecen en nada la una a la otra.

El que piense lo contrario que me muestre el modus operanti estético idéntico entre el Seagram Building de Nueva York (1958) y el Secretariat Building de Chandigarh (1959), el primero de Mies y el segundo de Le Corbusier, ambos edificios administrativos que podemos enmarcar en el “International Style”, estilo usualmente entendido como el “estilo de las cajas de zapatos blancas con huecos o los cubos poco estéticos”.

Bien lo explica el arquitecto Helio Piñón (1942-actualidad) en su libro “Teoría del Proyecto” (2006) más concretamente en el capítulo “La forma moderna” donde nos comenta 2 puntos muy importantes ya en el primer párrafo, siendo el primero:

“La concepción moderna persigue – como se ha visto – una formalidad específica, basada en criterios irreducibles a sistemas o reglas de carácter general; en este aspecto, se niega la noción tradicional del estilo”

Esto que nos indica el arquitecto Helio, es muy importante porque es una de las bases de la caída del estilo con la llegada del cambio estético del siglo XX, ya no se colocan los elementos en la arquitectura porque así lo dice una “autoridad”, haremos el proyecto consientes de un criterio básico para el diseño, un arquetipo el cual nos haya demostrado su calidad y buen resultado.

Pero podemos entrar en conflicto y tratar de agarrarnos del ya antes mencionado “International Style”, o acaso ¿no se debe hacer ahora los edificios estéticamente todos de esta nueva forma, cajas blancas? ¿acaso hay otra forma de entender el estilo?, pues aquí entra el segundo punto que nos comenta Helio:

“Ahora bien, si el estilo se entiende como un modo de concebir – apoyado en valores que generan criterios espaciales y formales –, tiene sentido hablar de Estilo Internacional para referirse a la arquitectura moderna …”

Y es que es eso, una nueva forma de entender lo que nosotros llamamos usualmente estilo, ya no es un determinado número de elementos que se deben colocar en la obra porque si, sino, es una forma de entender el proyecto y crear arquitectura.

El estilo tal y como lo conocemos ha caído porque hoy en día como arquitectos es irresponsable colocar elementos en la obra arquitectónica porque así lo dice la estética, porque, aunque no sea lo que necesita el proyecto hay que ponerlo, no hay de otra.

Todos ponen ventanitas cuadradas en los baños de los edificios, pues yo también, todos ponen en la fachada dos balcones y un espacio al medio, yo también, todos se lanzan del puente, pues yo no soy menos.

No podemos permitir que ningún elemento por más pequeño que sea escape de la mente ordenadora del arquitecto, porque de esta forma, estaríamos dejando escapar los detalles que transforman a la arquitectura en un arte.

El estilo ha caído no porque ya no podamos enmarcar obras dentro de cierto método de creación, sino a caído el estilo como limitante del diseño arquitectónico de cada arquitecto.

Con esta caída a los arquitectos se nos ha dado dos elementos que la arquitectura necesitaba y en muchos casos necesita justo ahora, inicialmente la libertad para escapar de los elementos forzados volviendo cada casa una aventura única que responde a las necesidades de un terreno y a una mente creadora; y junto a esto nos han dado la responsabilidad para dar obras de calidad técnica, pues no todo se vale por amor al arte, ya que, la arquitectura no es solo arte visual, es un arte construible, utilizable y vivible, debiendo siempre responder como tal en todo momento.

Bibliografía

Piñón, H. (2006). Teoría del Proyecto. Barcelona: Ediciones UPC.


 
 
 

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