La ciudad de Sucre … ¿un paseo entre burbujas?
- Mauricio Calvo Arancibia

- 22 abr 2022
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 14 sept 2022

Últimamente como colectivo hemos estado haciendo un estudio más profundo del urbanismo y la planificación urbana. Con este pensamiento continuo en la ciudad, se ha formulado una idea en mi mente, que se quedó ahí de golpe y no se aleja, pues he notado que el centro histórico se encuentra separado de otros puntos de interés.
¿A qué me refiero? Si lo pensamos un poco, en muchas ocasiones el centro histórico se puede sentir como si estuviera en una burbuja, como rodeado por una fuerza invisible de la cual se tiene que salir por una especie de ducto o camino para llegar a otra burbuja pasando un nuevo muro invisible.
De esta manera, pasando este pensamiento por una revisión general, se puede notar que el usuario se mueve a más puntos de interés de la ciudad desde el centro, descubriendo así que la ciudad parece un paseo entre burbujas.
Pero ¿a qué se debe este fenómeno?
No pretendo tener todas las respuestas ni que esta idea sea generalizada, pero, esta sensación se puede deber a que no existen puntos de interés o que llamen la atención de una persona en el tránsito entre su punto de partida y su destino final.
Me refiero a esa sensación de que no hay nada que pueda detenerme o relajar mi mente al momento de transitar de un espacio al otro, voy como un caballo con cocheras sin tener algún espacio que cambie mi forma de andar, que me sorprenda, que me secuestre unos minutos.
Hay excepciones, claro, las tiendas de la Junín, la avenida de las flores, algunas plazuelas ocasionales que están por ahí, pero no existe una conexión real en el paso de un punto “A” a un punto “B”.
Los espacios en varias ocasiones no generan una conexión entre el peatón y lo que le rodea al salir del centro histórico, porque terminan siendo justamente solo eso, calles y vías, hasta llegar a un nuevo punto de destino, que a veces es la misma casa.
Esto puede deberse a nuestro ajetreado modo de vida, no hay tiempo para distracciones ni para pensamientos profundos, pero es que, hay espacios que son un golpe a la rutina y justamente ese es el valor artístico de un espacio: que nos saque de la rutina para ponernos a pensar la vida. Así, conmueve el arte, así, atrapa lo bello e interesante.
Pero al no tener estos espacios de impacto por llamarlos de una forma, aparece el sistema de burbujas que ha formado la ciudad, una urbe que se ha basado mucho más en las conexiones viales que en desarrollar un continuo espacio de movimiento para las personas, que se mueven buscando llegar más rápido a su destino que disfrutar del camino.
Pero ahora se plantea una pregunta ¿Hay soluciones para esta situación?
Pues sí, estas soluciones existen y están más que nada en nuestras manos, no sólo como arquitectos, sino como personas de a pie, personas que viven en una ciudad que crece con sus dinámicas, es decir, un urbanismo participativo, un urbanismo más humano, el cual sinceramente ya no es simplemente una opción, sino un deber.
Porque sería hermoso poder tener una ciudad que, cual obra de arte, nos identifique y nos ayude a tener una vida mucho más especial, conectada con lo que nos rodea, brindándonos realidades distintas. Porque el hecho de que estamos en una burbuja bonita y llena de actividades, no quita que fuera de esta burbuja, entre la niebla que son las vías sin visión y solo de paso, haya situaciones nada favorables y hasta horribles para los que habitan y transitan estos espacios.
Entre el paso apresurado de la gente hay cosas que pasamos por delante, como inseguridades y peligros, recuerdos dolorosos y apatía por lo que nos rodea.
Las ciudades no pueden ser como los caminos medievales en épocas de niebla, un camino y nada alrededor corriendo peligros a cada paso sin saber qué está a nuestro alrededor. No, la ciudad debe ser para cada habitante un continuo lugar seguro con el cual se sienta bien, sin importar que tan diferente sea cada habitante, donde la sensación de unión con el espacio no sea simplemente en una burbuja, sino en cada paso.






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