PANÓPTICO

La realidad de las sociedades muestra su verdadera cara en los límites, en esos rincones escondidos llenos de verdades crudas. Vamos a tomar las cárceles como modelos a escala de nuestra sociedad, analizando sus datos y sus características, pequeñas maquetas que nos muestren lo que refleja nuestra sociedad.

El filósofo e historiador Michel Foucault, en su obra Vigilar y castigar (1975), estudió el modelo abstracto de una sociedad disciplinaria, con una serie de estudios sobre el panóptico, este objeto era un tipo de arquitectura carcelaria ideada por el filósofo utilitarista Jeremy Bentham hacia fines del siglo XVIII. El objetivo de la estructura panóptica era permitir a su guardián, protegido en una torre central, observar a todos los prisioneros, recluidos alrededor de la torre, sin que estos puedan saber si son o no observados.

Si instalamos panópticos en Bolivia, ¿Qué observaríamos?

Podríamos ver que Bolivia contabilizaba 48 recintos penitenciarios, 20 urbanos y 28 rurales, distribuidos en todo el país, donde lamentablemente, ninguno cuenta con las condiciones mínimas de trato digno para los usuarios, considerando también que esta situación permite generar desorden al interior.

Con capacidad para albergar a 6.769 personas privadas de libertad. Sin embargo, la cantidad de gente que allá vivía ascendía a 18.208 personas, El hacinamiento en los recintos penitenciarios del país supera el 200%, esto en gran medida por que existen muchas personas que debido a situaciones criticas de vivienda se ven forzadas a llevar a sus familias, a partir del 2019 se puso como edad limite la edad de 4 años para los niños residentes en la cárcel, lamentablemente, los datos a partir de esa fecha los datos son nulos.

Cerca del 70% cumple detención preventiva; el resto, sentencia condenatoria, existe un sistema burocrático que retarda la búsqueda de justicia, y por tanto existe un sistema sobrepoblado de usuarios que deben esperar a veces por años, para saber su destino legal, esto repercute en infraestructura ineficiente, lidiando con más población de la que es planificada.

A tal punto llega la sobrepoblación, que tenemos cifras alarmantes como, por ejemplo, un policía vigila a 23 internos en promedio.

Un médico, entretanto, atiende a 410 reos y el traslado a un hospital puede costarle de 50 a 100 Bs

Este hacinamiento se ramifica en desorden y es ahí, donde esta característica tan particular de nuestro contexto se refleja, procesos burocráticos y sobrepoblación, generan delincuencia, donde todo tiene un precio, acceder a una cama puede costar 100 Bs. Acceder a un espacio simplemente para descansar sin ningún beneficio puede costar desde 5 Bs. , cifras que van escalando, un interno debe pagar entre Bs 1.000 El alquiler de una celda pequeña en ese centro penitenciario, con unos 15 privados de libertad ya hacinados y estos precios pueden elevarse hasta $us 3.000, dependiendo de la sección a la que logre acceder. También se pueden contratar anticréticos, el precio oscila entre los 10.000 y 17.000 dólares.

Esta realidad deriva en que la infraestructura desarrollada para ejercer control sobre gente que cometió delitos, es ineficiente, no necesariamente por el edificio contenedor sino por el sistema que la rige, las normas sociales que se tienen y la falta de planificación, juntos forman un caos, del que nadie se hace cargo, el panóptico, seria un objeto imposible de adecuar a un espacio donde el orden no se conoce, el panóptico se vería envuelto y acechado por miles de ojos, seria este el que no sabría cuando lo vigilan o no.

«En este modelo disciplinario moderno, el ejercicio del poder no tiene rostro, porque cualquier persona puede ser un representante del poder central para vigilar a los demás»

Foucault