PANÓPTICO teatro de lo absurdo
- Mauricio Calvo Arancibia

- 1 oct 2021
- 2 Min. de lectura
Si nuestra realidad está dictada por las ideas expuestas por Feuerbach y Bentham, como forma de aleccionar
al pueblo, podríamos estar camino a una mediatización farandulera de las ejecuciones públicas, pero en nuestros días.
Con la lupa puesta en los anteriores artículos de la serie de panópticos, podemos aseverar que el sistema penitenciario en Bolivia lleva arrastrando ideas y deficiencias típicas de la filosofía carcelaria clásica, donde tanto la arquitectura como su funcionamiento encuentra estancada y decadente.
Ya sea con la cárcel de San Roque en Sucre y su modelo de acrópolis, o su ecosistema con un índice alármate de hacinamiento y caótico estándar de actividad.
Su arquitectura solo perpetua conceptos clásicos y sesgados de cómo debería funcionar un sistema penitenciario contemporáneo.
Bajo este sentido, y a través del tiempo diferentes filósofos como Foucault, Kant, Hegel y Bentham, han ido argumentando que las penas llevan a tres fines ideales: la retribución, la prevención y la reinserción.
Conceptos que han moldeado diferentes sistemas penales en el mundo.
En los cuales nuestras cárceles aplican con tropezones el primer fin y con gran vileza el segundo.
El concepto de prevención, discutido por Jeremy Bentham, busca la prevención de la criminalidad a través de la exhibición del poder del estado. Es decir, el miedo al castigo debería coaccionar al ciudadano a no delinquir, o su libertad sería arrebatada.
Pero, en el contemporáneo, este concepto parece no tener la misma fuerza que en el pasado. De hecho, en muchos casos el mal funcionamiento de los órganos de justicia, con una altísima tasa de despenalización para criminales y con una polarizada justicia que se subyuga al estado de poder de turno, han logrado despojar al sistema penitenciario de transparencia y seriedad.
Por tanto, existe un imperante deseo por reafirmar la cualidad de prevención y afirmación del poder, sin prestar atención al tercer fin ideal, la reinserción. El cual podría abrir una forma diferente de plantear tanto arquitectónicamente y funcionalmente las prisiones contemporáneas.
El manifiesto visual subvierte la idea de Xinran Ma (presentado para la “Fairy Tales” 2016-2017), para representar una prisión transparente al espectador donde la sociedad del espectáculo y estado dominante,
utilizan la mediatización y teatralidad de la pena para reforzar la exhibición del poder del estado y coaccionar al ciudadano, en un retorcido show de Truman donde los penados se nos presentan como
actores sin privacidad, expuestos al castigo mediático para entretener al público. Una novela barata como instrumento recreativo de una institución que esta poco preocupada por plantear un sistema y arquitecturas efectivas para su sociedad en conjunto.
Y si el objetivo es plantear prisiones para el futuro, primero debemos asumir una postura respecto a los tres ideales y sus diferentes aristas, empezando a formularnos preguntas más crudas y directas como:
¿acaso las cárceles deberían negar abiertamente el principio de reformar al penado y solamente dedicarse a la prevención para encaminar el castigo a través del entretenimiento?
¿O más bien plantearse cárceles más humanas y dedicadas a la reinserción?, como se plantea en el documental “Building Justice”, donde el arquitecto Frank Gehry dirige a un taller de estudiantes a repensar la arquitectura de las prisiones.






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