PATRIMONIO

El Patrimonio como generador de copias y elementos preestablecidos sin el constante recurso susceptible de ser científicamente investigado; no puede representar más que la decadencia de réplicas en un mundo donde las posibilidades son inagotables. Sin embargo, se lo representa como un fin en sí mismo, ignorando que este es un medio, como un recurso, para llegar al conjunto de la sociedad, que al fin y al cabo es su depositaria.

La preservación del patrimonio histórico debería actuar de tal forma, que los beneficios que de éste se deriven, sean los puramente propedéuticos con relación al pasado; es decir, el pasado como algo modélico, examinando nuestro presente bajo el prisma del pasado.

El Patrimonio como seña de identidad, como proceso de reconocimiento intergeneracional, dando sentido a la pertenencia de grupo, de comunidad; reconocida la comunidad en su patrimonio se presenta a los demás.

Una ardua labor tratando de rescatar la historia puede hacer que sólo nos enfoquemos en lo superficial, que idealicemos el objeto dejando de lado su contenido. Sabemos representarlo pero ya no interpretarlo, por eso pudimos y podemos llenarnos de falsos históricos.

Vamos a construir un hermoso balcón en algún lugar, se denominará falso histórico a la intervención, demasiado elevado para darse cuenta que flota en medio de la nada.

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