top of page
Buscar

Patrimonio y valor cultural


ree


Arq. Mauricio Jhonatan Clavijo del Carpio

+81 70 3306 8764


“Llegamos así al problema crucial para los pueblos que salen del subdesarrollo. Para entrar en el camino de la modernización ¿Hay que arrojar por la borda el viejo pasado cultural que ha sido la razón de ser de un pueblo? […] Pero al mismo tiempo, para entrar en la civilización moderna, es necesario entrar en la racionalidad científica, técnica, política que exige con mucha frecuencia el abandono liso y llano de todo un pasado cultural. Es un hecho: no toda cultura puede soportar y absorber el choque de la civilización mundial. He ahí la paradoja: ¿Cómo modernizarse y volver a las fuentes? ¿Cómo despertar una vieja civilización dormida y entrar en la civilización universal?” (Ricoeur & Kelbley, 1965).

El anterior texto forma parte del pensamiento del filósofo francés Paul Ricoeur (1913 – 2005), cuyo legado ha sido abordado en múltiples ocasiones desde los campos de la arquitectura y el urbanismo. El texto enfatiza una dualidad presente en la mayoría de las ciudades con legados históricos e intenta dar una pauta en cuanto a la trascendencia cultural de las ciudades patrimoniales, más allá de su forma física y material. Este mismo texto se encuentra en el clásico de Frampton: Historia Critica de la Arquitectura Moderna en el capitulo Arquitectura Moderna e Identidad Cultural, el cual nuevamente cuestiona la relación intrínseca entre ciudad y cultura frente al impetuoso avance del “estilo internacional” y la “modernidad” en el siglo XX (Frampton, 1992).

Bajo este contexto es importante sugerir que los actuales problemas que enfrentan nuestras ciudades patrimoniales no son nada nuevos, sino mas bien una consecuencia natural del desarrollo urbano acelerado en nuestro país, especialmente desde la segunda mitad del siglo pasado. A menudo, surge la cuestión acerca del devenir de nuestras ciudades históricas y su futuro, las cuales muchas veces han sido objeto de terribles transgresiones y polémicas intervenciones, llegando incluso a poner el patrimonio declarado por la UNESCO en riesgo, como es el caso de Potosí.

No cabe duda que muchos de los argumentos por los cuales el patrimonio se ve afectado sean validos: necesidades básicas de infraestructura, servicios y acondicionamiento deficiente, falta de espacio, altos precios de mantenimiento, etc. Sin embargo, generalmente se olvida (o se desconoce) un elemento clave para la preservación del patrimonio, siendo éste: su valor. Como el texto bien lo enfatiza, “la razón de ser” de un pueblo se asocia intrínsecamente con aquello que procede del pasado, lo cual trasciende los limites del espacio construido y nos permite establecernos como cultura. Nuestra identidad está ligada a este legado, patrimonio o “herencia” porque carga consigo no solo unas pintorescas calles coloniales o templos antiguos, sino un profundo legado histórico y cultural único e irrepetible en el mundo.

Si comprendemos que esta declaratoria de Patrimonio Cultural de la Humanidad nos da una responsabilidad al igual de importante que otros sitios en el mundo, entenderemos que la preservación y conservación del patrimonio es más que solo viejas costumbres arraigadas en el pasado. De otra manera, ¿qué sería del mundo sin las pirámides de Egipto? ¿o sin las grandes catedrales góticas de Europa? ¿o sin las pagodas del este asiático? De la misma manera ¿Qué sería del mundo sin nuestros centros históricos? Tal es la relevancia cultural que nos ha tocado mantener y aprovechar.

Es claro que este espacio histórico no puede transformarse y transgredir su forma original, lo cual ciertamente trae muchos conflictos a la hora de promover nuevas actividades y funciones. Y nuevamente entramos en la paradoja mencionada por Paul Ricoeur. Sin embargo, el reto está claro: mantener el patrimonio a toda costa es imprescindible por su gran valor histórico y cultural no sólo para nosotros como bolivianos, sino para el resto del mundo. Habrá las formas de promover el desarrollo urbano, tal cual nos enseña la historia y las experiencias de otros países en la administración y planificación de sus centros patrimoniales, pero estos métodos y aproximaciones se darán siempre priorizando su relevancia cultural, sin el cual se perdería nuestra misma esencia e identidad, lo cual va mucho más allá de cualquier necesidad espacial o funcional.


Referencias:

Frampton, K. (1983). Towards a Critical Regionalism, Six Points for an Architecture of Resistance.

Frampton, K. (1992). Modern Architecture : a Critical History. Thames and Hudson.

Ricoeur, P., & Kelbley, C. A. (1965). History and Truth. Northwestern University Press.

 
 
 

Comentarios


bottom of page