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PENSANDO EN VOZ ALTA, SOBRE LA CRÍTICA ARQUITECTÓNICA. No. 2


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El objetivo de la crítica de la arquitectura es la de descifrar la producción arquitectónica, el cual puede ser abordada a través de dos tipos de crítica: orgánica e inorgánica.

La crítica debidamente efectuada permite discernir dentro de la arquitectura, entre lo verdaderamente valiosos y la simple edificación.


Antonio Miranda Regojo plantea una definición de ambas vertientes:


La crítica orgánica se ejerce desde un acendrado sentido de la negación forjado en la filosofía de la sospecha (Marx o Nietzsche) sobre el objeto, cosa o producto a escrutar. La crítica inorgánica, por el contrario, propone una visión confiada y positiva sobre aquello que analiza. La crítica orgánica tiene un carácter más cercano a la crítica eidética, que debe ser negativa, tratando de localizar el eslabón más débil que determina la resistencia total de la cadena o sistema y la crítica inorgánica se acerca más a la crítica práctica que debe ser positiva y oportunista de modo que sólo extraiga lo mejor, aquello que reafirma la autenticidad de la obra.” (Antonio Miranda Regojo, 2022)


La crítica orgánica no se queda solamente en la descripción de un hecho o su representación, se adentra en analizar e interpretar para negar y prescribir una mejor construcción. Propone el enfrentamiento de lo verdadero con lo falso, o la búsqueda de su ideal con su realidad. Esta tarea compleja que analiza y contradice todas sus aristas y segmentos se puede conseguir con el desmontaje de sus partes físicas o conceptuales, sus teorías y filosofías, deconstruyendola.


LA ATOMIZACIÓN.


La arquitectura al ser multidisciplinar, se nutre de diferentes fuentes de inspiración y condiciones materiales, según la cultura y la época. En este caso y en función de desplegar una base teórica para hacer crítica de la arquitectura, tomaremos los conceptos del filósofo Jacques Derrida de la “Deconstrucción”, como método para contextualizar, analizar y diagnosticar.


“La deconstrucción para Derrida, debe ser entendida como el intento de reorganizar de cierto modo el pensamiento occidental, ante un variado surtido de contradicciones y desigualdades no lógico-discursivas de todo tipo, que sigue rondando las grietas e, incluso, el desarrollo exitoso de los argumentos filosóficos y su exposición sistemática. La deconstrucción no es una doctrina, ni una filosofía, ni un método. Sólo es, según Derrida, una “estrategia” para la descomposición de la metafísica occidental. Sin embargo, la deconstrucción es responsable por esas “contradicciones” constitutivas, mediante la construcción de arquetipos-síntesis, o infraestructuras.” Délio Borges de Meneses (2020) [La deconstrucción en Jacques Derrida]

Esta estrategia podría resultar fundamental para encontrar las contradicciones o características de la arquitectura, que además se representará o expresará a través de la graficación arquitectónica: planos, diagramas, bocetos, colash, fotomontajes, etc. Cada diagrama será un átomo del conjunto que hace al hecho de arquitectura, para lograr su atomización.


La deconsturcción es un método de disección teórica para aislar las partes, al mejor estilo de la praxis médica del siglo XX. De hecho, Beatriz Colomina en su libro “Arquitectura de Rayos X”, nos habla sobre el discurso médico y las tecnologías de la imagen en la recepción de la arquitectura del siglo XX, y como esta fue moldeada por la obsesión médica dominante de su tiempo: tuberculosis y su principal herramienta de diagnóstico, los rayos X.

DE LA MEDICINA A LA ARQUITECTURA.


Al igual que el médico o el cirujano, el arquitecto opera utilizando el valor teórico de la imagenología para desentramar al edificio arquitectónico.


Beatriz Colomina rastrea las psicopatologías de la arquitectura del siglo xx, desde el trauma de la tuberculosis hasta los trastornos más recientes y las enormes transformaciones de privacidad y publicidad que han instigado las herramientas de diagnóstico de rayos X, resonancias magnéticas, etc. La autora sugiere que, si queremos hablar sobre el estado de la arquitectura actual, deberíamos considerar las obsesiones dominantes con la enfermedad y preguntarnos qué efectos tienen en la forma en que concebimos la arquitectura.


Esto guarda gran relación con otras formas de hacer crítica arquitectónica, desde la psicología y la psiquiatría, confirmando algunos paralelismos entre la arquitectura y la medicina. El profesor Francisco Díaz de la Pontificia Universidad Católica de Chile, nos habla sobre el modo de caracterizar un proyecto arquitectónico, como un cuerpo bajo examen, estudia aquellos problemas imperceptibles al ojo pero que, tal como los trastornos psicológicos, son más profundos y difíciles de tratar (Patologías Contemporáneas, 2019).

Valiéndose de conceptos o tendencias que presume un hecho arquitectónico y asociándolos a patologías psiquiátricas, busca hacer evidentes las características o ideologías en un proyecto de arquitectura.


El objetivo no es dar solución a las patologías diagnosticadas por el arquitecto, más bien es destacarlas para que el arquitecto pueda tomar una postura respecto a lo que observa, hacerse parte de ese pensamiento o rechazarlo.


Creo esa es la cualidad más importante de la crítica de la arquitectura: desentramar o atomizar un cuerpo que se analiza para detectar todos sus dogmas, características y fundamentos constructivos-conceptuales. Y en base a los diagnosticado poder desarrollar un criterio personal.


Talvez el siguiente paso sería empezar a hablar o poner en valor la infografía de la arquitectura, como herramienta para generar la deconstrucción.






Fuentes:



-Beatriz Colomina. X Ray Architecture. Lars Muller Publishers. 2019


-Francisco Díaz. Patologías Contemporáneas: Ensayo de arquitectura tras la crisis del 2008. Uqbar Editores. Santiago de Chile 2019


-Roger H. Clark y Michael Pause. Precedents in Architecture. Analytic diagrams, formative ideas, and partis. John Wiley & Sons. New Jersey 2005

 
 
 

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